La Semana Santa o Semana Mayor es un tiempo en el que la Iglesia católica se dedica junto a sus feligreses a recordar como fue la pasión, muerte y resurreción de nuestro señor Jesucristo.
Comienza con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección. Este año, esa celebración se realiza del 14 de abril al 21 de abril.
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A lo largo de los años han surgido una serie de mitos y leyendas que enmarcan estos días santos, por lo que hay quienes prefieren guardar respeto.
En su mayoría eran los abuelos quienes contaban a los más pequeños de la casa una serie de prohibiciones para evitar caer en pecado en un tiempo en el que la reflexión en familia debe abundar.
Desde no tener relaciones sexuales durante la fecha, porque se quedaban "pegados" hasta Pascua. No bañarse en el río, porque podría transformarse en pez, sobre todo si era Viernes Santo. No vestir de rojo porque atraía la presencia del diablo. No escuchar música y mucho menos rock debido a que es un tiempo de absoluto silencio y reflexión para con Dios. No barrer, porque era como limpiar la cara de Cristo ni clavar clavos en Viernes Santo, porque se sumaba al sufrimiento de Cristo en la cruz. No salir después de las tres de la tarde en Viernes Santo, hora que murió Cristo y por tal razón su enojo causaría precipitación del cielo. No comer carne, no treparse en árboles porque se convertían en mono o no lanzar piedras al río, porque era como golpear a Dios en la cabeza, eran solo algunos de los mitos más populares que recogen estos días.
Para Martina Moreno Ortíz, de 70 años de edad, pertenenciente al grupo de damas que apoyan en la Capilla Rosa Mística de La Estancia de Las Mendonzas en La Chorrera, esas creencias venían infundadas por los más mayores o en este caso los abuelos.
"Los tiempos han cambiado mucho, no hay creencias, hemos perdido el respeto, me bañé y no me volví pescado, me subí al palo, no me caí y no me volví mono. Yo crecí en Polanco de Capira con esas creencias. Yo aún guardo. En verdad, todos los viernes del año debería guardarse", agregó la feligresa.
Según la señora Martina o "tía Martina" como la conocen en la comunidad, también se aprovechaba la fecha para realizar resguardos o purificaciones.
"Para el Viernes Santo era muy común como especie de resguardo comer unas bolitas de caraña hedionda y agua bendita, eso sí, nadie podía hablar. Esto se comía en ayuna y a las seis de la mañana. Luego, nos mandaban a dormir, esto simbolizaba como una especie de purificación", agregó la señora Moreno. Aún cuando han habido tantos cambios en la sociedad, la inclusión del internet y las redes sociales sin control, para esta fiel a la palabra de Dios, la familia es la que debe transmitir el valor y la fe. "Ahora los jóvenes se van por lo que les convienen". Ella, entre risas, recuerda que sus abuelos le contaban que no podían salir de la casa porque se las podían llevar los duendes.
"Aún cuando todo cambió, si tú lo sientes, ves el cambio, es cierto, hoy no se vive la Semana Santa como antes, pero yo lo percibo como tal porque me criaron con esos valores", acotó.
En resumen, lo que busca la Iglesia es que los creyentes tengan una actitud de reflexión en que puedan discernir sobre las acciones que hizo Jesús.
De manera general se debe guardar respeto y realizar actividades según el credo.
Un tiempo de reflexión y amor en familia
Devoción. Para el presbítero Santiago Benitez, del Seminario Mayor San José, estos tiempos deber ser sinónimo de renovación y vivir más el misterio de la Pascua del Señor.
El verdadero católico en Semana Santa necesita querer vivir su baustismo, es querer ser verdaderos hijos de Dios, destacó.
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Según el sacerdote diocesano, hoy hay muchas cosas que nos atraen y no ven el tiempo como un buen momento para la reflexión.
Los mitos eran parte de la cultura, pero la iglesia lo afirmaba como una forma de entender lo importante de las fechas, era un tiempo especial.
En el fondo nos ayudaban, aún cuando se sembraba algo de miedo. Hoy se rompieron estos mitos y la gente se ha ido al otro extremo.